En una tarde de sábado, un olvidable Defensa y Justicia perdió por uno a cero contra su par de Racing en Avellaneda.
Era un partido a puertas cerradas, de esos en los que se escucha hablar a los jugadores; el partido arrancó entretenido. Aunque todas las del primer tiempo, fueron de Racing. Un mano a mano que tapó nuestro Beto, un travesaño, hasta que en una contra rápida, el arquero de ellos dio el pase gol, previa pifia de nuestro central, para que el delantero eluda a Beto y pase a ganar Racing uno a cero.
Al descanso así nos fuimos.
Pudimos haberlo empatado con el travesaño de Osorio, o con esa que tuvo de zurda ya terminando el partido, pero no hubo caso. Racing pudo haberlo ampliado. No hubo más.
Partido por momentos chato. Por momentos horrible, como para cumplir nomás. Si jugamos por nada, ¡por qué carajos no jugamos! Jugar como el concepto del homo ludens. Jugar, divertirse y divertir a la gente.
Defensa quedó al borde de la no clasificación y solo espera el milagro, o sea, se tienen que dar otros resultados, y ganar, es lo único que podemos esperar, lamentablemente.
Acostumbrados nos tuvo a los milagros, ojalá que para bien sea este, o sea, que suceda. No temamos, creo que se dará.
