El Halcón y la Lepra en una tarde gris en Varela

En una tarde fría y gris, dominguera, un envalentonado Defensa y Justicia empató contra otro envalentonado Newells Old Boys, uno a uno, como local en Varela, por el torneo Clausura de 2025.

La tarde se prestaba, como recordando aquellas tardes frías de antaño. Tardes frías en las que bueno, el equipo estaba despierto. No lo cacheteaban así nomás. Una tarde bastante gris a pesar de que se asomó el sol, el sol que por momentos pareció ser la esperanza de un campeonato que parece que nunca termina de arrancar. Y ambos equipos salieron a la cancha para protagonizar un partido del cual se esperaba un alto voltaje. Resultado: un parvo empate con sabor a poco, con gusto a nada. Sin diferencias. Si se lo seguía jugando hubiesen seguido empatando. ¿Qué pasó?

Por el lado de la visita, se esperaba que saliera a tratar de jugar lo más lejos posible de su arco y ni bien sacaron del medio quedó demostrado. Pumba para arriba y a buscar, a pelear allá, lo más lejos posible. Habían jugado copa en la semana, habían ganado. Lejos estuvieron de ser ese Newells y mucho más del que supo deslumbrar en otras épocas -no hace mucho- a base de juego asociado y toque corto saliendo de abajo, intentando ser protagonista. ¿Había descendido Newells? Por el lado del local, se vio un Defensa apachurrado, timido, al que le costó y mucho el partido.

Newells empezó ganando con un gol de pelota parada en una jugada en la que el cabeceador apareció prácticamente solo, y Beto poco pudo hacer y entonces el equipo pareció que iba a correr toda la tarde cuesta arriba con viento en contra luego de ese gol. Pero no. Un zapatazo de Perez, ese volante por derecha, ese viejo ocho, de los de antes, clavó desde afuera del área, golpeando la pelota en el palo izquierdo del arquero y entrando adentro para tocar la red, para desatar la alegría de los hinchas que habían ido a la cancha por lo único que todavía queda en pie, el amor a la camiseta.

Después todo se hizo cuesta arriba para todos y lo mejor que le pasó al partido fue terminar. Aunque a mi me hubiese gustado que siguiera. Que siguiera y siguiera, que no empiece la semana, que no pasen los días. La cancha como refugio aún de un mundo que va a mil. Que se cambiaran las reglas, y que los partidos sean un poco más largos, que se adicionase más, por el tiempo que hicieron los leprosos, para ver si podíamos ganar y arrimar un poco más el bochín de la punta. Que no termine nunca. Pero todo tiene que terminar. Este torneo por ejemplo, que cuesta, y mucho. Habrá que ir a pelear la semana que viene otra vez contra otro de los equipos que corre con el caballo más veloz. Habrá que ir de guapos nomás.

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