Uno. Suena la canción de Gorillaz, Dare: está viniendo, está viniendo, pero no vendrá. Y eso fue lo que pasó en la húmeda tarde noche de la que no se entiende, no se sabe, ni comprende, cómo, además de si hace frío o hace calor, un enloquecido Defensa y Justicia empató 1 a 1 contra su par de la Universidad Católica de Ecuador, primer clasificado, puntero e invicto de la fase de grupos de la copa Sudamericana. En un marco que se presentó imponente, a pesar de comenzar el partido a las siete de la tarde, una gran cantidad de gente se acercó al Tomaghello para aplaudir al equipo, que respondió, buscó, intentó cambiar su imagen, pero no alcanzó. Del otro lado hubo otro equipo compacto que se replegó, jugó de contra y en una pelota parada empató el partido, para volver a replegarse, apelar a las contras, jugar, divertirse. Se tenía que ganar, para no especular con los otros resultados. Pero lamentablemente no se dio. Y los otros resultados tampoco.
Dos. El partido arrancó con un Defensa eléctrico, con mucho juego asociado, con una defensa que arriesgaba y priorizaba el buen fútbol, el dar la vuelta, la marca ADN que supo tener el club para salir jugando de abajo y construir, pero fue de la Universidad que sucedieron las situaciones más claras, con dos desbordes por derecha que pudieron haber terminado en gol. Hasta que en un córner, un cabezazo en el área dejó limpia la pelota para que nuestro universitario Cannavo, tuviera un tiempo para pararla y mandarla a guardar. Defensa ganaba uno a cero. Se fue al descanso con ese resultado. Y con la sensación de que lo iba a ampliar. Pues el segundo tiempo se salió a jugar igual o incluso mejor. Pero empezaron a pasar los minutos, los momentos, la Universidad creció, tomó poder, sumó más carreras, puso más gente, y nos empató en otra pelota parada. Luego de eso se agrandó un poco y hasta pudo haberlo ganado. Defensa también. Estaba para cualquiera.
Tres. Escribía esta columna apurado el miércoles por la noche, plena madrugada, como si alguien me corriera, no sé por qué, en vez de disfrutarla y escribirla durante toda la semana. El periodismo necesita respuestas rápidas, si no pasa de moda, de largo, y corre el riesgo de no leerse. ¿Y los partidos, los jugadores, los técnicos, los equipos? El que no va a pasar de largo y si parece que va a empezar a jugar los partidos, va a ser este Defensa, de la mano de los profes Kohan, ojalá les permitan continuar. Si el equipo juega así todos los partidos que le quedan de ahora en más…quien nos dice, tal vez hasta podamos clasificar. Que lindo fue volver al Tito Tomaghello después de varios partidos. El sabor del reencuentro y el reconocimiento. Ver al señor Marcelo Tosoni concentrado junto a su comentarista el señor Iván Zarate y saludarlos a lo lejos, ver a Mingo con su barba y pelo largo bien raleado, después de añares, hasta alegría me dio verlo a don Diego Lemme junto a Zapatilla Sánchez, tan apuestos, viviendo por el equipo. No quiero sonar oficialista. Hay una idea. Si se saca la presión por el resultado puede «resultar». Pero lo que más alegría me dio fue llevar a mi novia Shirley por primera vez. Quien me dio una teoría del empate bastante llamativa que se resume en: nos enseñan a perder pero no a compartir. Y que pudiera contemplar a los atorrantes que paran en la parte del matadero, mejor conocidos como La Banda de Varela. Cuanta coordinación, todo a pulmón, las banderas, los instrumentos, esas voces que forman una, arengando en los momentos justos, qué hinchada tenemos. Si funcionáramos así en otras situaciones de la vida. Lástima no entró. Cómo dijo Epicuro desde su jardín: Cuanto mayor es la dificultad, mayor gloria en superarla. Semana que viene, Copa Argentina. Agradecimiento especial para el señor Walter Aranda por la gentileza.