Defensa y Banfield taladraron en la noche del sur

En un lunes que se empezó a poner frío a la tarde, un renovado Defensa y Justicia empató cero a cero contra Banfield en condición de visitante.

Luego de una pretemporada que pareció eterna, salimos de nuestros sillones con las piernas endurecidas, producto del frío, del ficticio mundial de clubes, de la mar en coche. Y nos dispusimos a seguir mirando, amén de que todavía no haya visitantes, por la televisión, el reflejo de la pantalla de un Banfield cero, Defensa cero. El espejo del reflejo del televisor proyectaba una luz iluminadora y cegadora a la vez. ¿Quién hizo el primer cero?

Partido un poco para el bajón, para el olvido, por ambos lados, con equipos que no parecen a todas luces que serán los protagonistas, los animadores del torneo. Otros equipos se han reforzado como corresponde, trayendo a casa todo de nuevo. ¿Qué sentido tiene volver cuando la gloria ya se ha ido? Ah de los tiempos que vivimos en esos años misteriosos. Apenas dos situaciones por ambos lados, Banfield la más clara, sobre el final, con una jugada que dejó corta el central nuestro en su intento de despeje, para que el jugador del taladro rematase y el gran Beto Bologña (al que ya hay que hacerle un monumento) tapara la pelota en su intento rumbo hacia la red.

Recuerdo cuando estos dos equipos animaron aquel recordado ascenso, el mano a mano fue durante todo el torneo, palo y palo, dejando atrás al mismísimo Independiente, tal era el hambre de ambas instituciones. Hambre que quizás se sació ahora que permanecen en primera hace ya tiempo. ¿Tenemos miedo a descender? ¿Por qué no arriesgamos y perdemos todos los partidos por goleada entonces? ¿Miedo a qué estamos teniendo? ¿A un hipotético descenso, como si no les ganáramos a todos los equipitos de la perforada nacional B? Para clasificar a alguna copa hay que sumar, y para sumar hay que arriesgar.

En la pelicula Hechizo del tiempo, todo vuelve a empezar una y otra vez. Y Bill Murray, el protagonista, entra la hartura y el desgano, ya hinchado las pelotas de repetir y repetir los días, empieza a tratar de ver qué es lo que pasa entre tanta repetición innecesaria. Empieza a hacer cualquier cosa. Y así, zas, encuentra la salida del film y final feliz.

Hará frío la semana que viene. Nos hemos preparado para enfrentarlo. Vayamos con la remera puesta y alentemos al equipo hasta que se nos rompa la garganta.

 

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