Al Halcón se lo comió el Bicho

En otra noche de domingo para el desfalco, un pálido Defensa y Justicia perdió 4 a 1 contra un ecléctico Argentinos Juniors en La Paternal, que quedó como escolta en la pelea por el campeonato.

Primer gol a los cinco minutos, segundo a los veinte, tercero a los treinta y cuarto a los cuarenta. Si hubiésemos sido Francia o el Real Madrid hubiésemos podido quizás, animarnos a confiar en el equipo, en darlo vuelta en el segundo tiempo. El golcito en el arranque de Osorio nos dio esperanza. Pero lamentablemente se quedó solo en eso. No alcanzaron los cambios, no alcanzó el tiempo. Argentinos manejó la pelota, dispuso los momentos, equilibró los espacios. Y toda la cháchara que se pueda decir al respecto.

Sin embargo, para este humilde colaborador, Defensa jugó uno de sus mejores partidos en lo que va del año, en el segundo tiempo. Tácticamente hablando, a pesar del dominio del rival, seguimos presionando. Los compañeros se alentaban, arriesgaban. Solo que las cosas no salieron. Por más que las estadísticas lo contradigan, el equipo demostró que puede plantarse ante quien sea. Un resultado mentiroso. Teníamos la espina del torneo pasado, cuando nos eliminaron en la cancha de Banfield el día de «los eternos penales errados». A llorar a la iglesia. Ni Almodóvar nos salva.

Llegué a jugar en inferiores algunos partidos, en la cantera del club, muchos, muchos años atrás. En juveniles Defensa juega contra equipos «de primera» desde mucho antes del logrado ascenso del primer equipo con el gol de Brian. Recuerdo lo difícil que fue el pasaje de las infantiles a novena. Un partido contra Argentinos Juniors contaba con un tal Leonel Llodra como goleador indiscutido del torneo. Un chico llamado Javier, que vivía en la pensión de Bernal, al que le decíamos el tucumano, y yo, teníamos que marcarlo. Era como una doble tarea de marca personal que nos había dado don Sergio en su estrategia para enfrentar tal proeza. Pasó lo peor. Llodra hizo tres goles y a mi y al tucumano nos re cagaron a pedos. Nos dijeron esa frase tan graciosa que dicen los futboleros: chicos, perdonen si los ofendemos, pero no pararon ni el colectivo.

Si fuéramos ácidos, podría aplicarse la misma lógica para esta noche. Pero hace ya bastante que estamos en esta categoría para que se tomen medidas y se intente dar vuelta la situación. Tendremos otra semana sin salir de casa hasta la copa. Los muchachos lo saben. La gente también.

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